PRÁCTICA DOCENTE EN JÓVENES Y ADULTOS CON DISCAPACIDAD.
Por Lisardo Enríquez L.
Se ha venido poniendo en el
centro del debate sobre la formación permanente de los profesores, la idea de
que la práctica realizada por ellos es, o debe ser, elemento esencial para su
propia actualización. Ello a condición de que la práctica docente se convierta
en una práctica reflexiva persistente, y de que los maestros la compartan con
sus colegas en sesiones académicas de análisis y discusión, de tal manera que
les conduzca a la construcción de nuevos aprendizajes docentes, útiles en su
labor cotidiana.
Se trata entonces de aprovechar
el conocimiento producido por los profesores a lo largo de su experiencia, en
la cual se ha desarrollado su capacidad y habilidad para generar aprendizajes
significativos en alumnos diversos. Un camino todavía poco explorado consiste
en que los profesores hagan relatos escritos de sus vivencias en el aula. Este
es, en nuestra opinión, un valioso recurso si consideramos que los programas de
la educación básica ponen énfasis en el dominio de la expresión oral, la
lectura y la escritura, y obviamente para que ello sea efectivo tiene que ser
practicado por uno mismo.
En este artículo se hace
referencia a una experiencia de trabajo de la modalidad de Centros de Educación
Básica para Adultos, en relación al programa de integración educativa. En los
tres años más recientes han participado en este programa 7 centros educativos y
10 profesores, atendiendo a 12 alumnos de entre 15 y 32 años de edad, con
necesidades educativas especiales asociadas a: parálisis cerebral (4 casos),
discapacidad intelectual (5 casos), deficiencia auditiva (1 caso), hidrocefalia
(1 caso) y lento aprendizaje (1 caso).
La Coordinación general de esta modalidad
invitó a quienes en diferentes momentos han atendido alumnos con estas
características, a que escribieran quiénes fueron sus alumnos, cómo realizaron
su trabajo, quién les auxilió a hacerlo y cuál fue en general su experiencia
docente. La respuesta fue muy buena. Unos escritos ya han estado en la Página
electrónica de la SEV y de ellos se han publicado partes relevantes en este
mismo espacio de Diario de Xalapa.
Entre las ideas y comentarios de
los maestros que elaboraron sus textos están los siguientes: Adelina Ortiz
Sánchez dice que “la atención a un alumno con discapacidad requiere de mucha
paciencia y sobre todo de respeto, de mucha organización y sistematización en
las actividades”. También expresa que “para lograr que los contenidos abordados
con el grupo y con Nahúm se conviertan en aprendizajes significativos,
solamente hay una receta que nos puede servir de guía, y es no perder de vista
nunca los objetivos que queremos alcanzar”. Verónica Maldonado Franyutti,
maestra de Gabriela y Araceli, refiere de ellas: “Estas jóvenes me enseñan a no
caer, me demuestran que el camino de la vida es largo y nada debe detener mi
andar, los obstáculos son para hacerme más fuerte”.
Carlos Puig Arriojas y Jacqueline
Pérez Herrera, maestros de Aremy Irais, comentan: “fue aceptada ampliamente,
sin discriminación; como que empieza a existir la cultura de la igualdad entre
las personas, no menospreciándolas por sus diferencias”. Clara Gracia Ramírez
Arellano, manifiesta: “la asistencia de
Wendy se me convertía en un verdadero reto pedagógico, dado que las técnicas de
aprendizaje de mi acervo profesional chocaban con las condiciones fisiológicas
de la alumna. . . Este año va a recibir su certificado de primaria, por lo que
se encuentra muy contenta”. Águeda Xóchitl Maruez Romero expone: “El trabajo
constante y la eficaz retroalimentación, han sido los factores principales para
el aprendizaje de Gabriel”.
Estos docentes han hecho un gran
esfuerzo al atender alumnos con necesidades educativas especiales asociadas a
discapacidad, y al narrar la experiencia que de ello se deriva, pero con estos
relatos han hecho sentir su compromiso
con la educación, así como su preocupación por resolver necesidades diferentes
a las que con anterioridad habían enfrentado. Podríamos afirmar que rompieron
con una rutina, con un molde de trabajo. Aceptaron un reto, como lo manifiestan
varios de ellos, y lo han superado. Seguramente todos ellos saben que a partir
de aquí hay mucho más que hacer, porque aquello que se aprende no resuelve
cualquier situación ni es para siempre. Pues bien, esto es lo que consideramos
valioso como rescate de la práctica docente, que puede utilizarse de otras
maneras y, sobre todo, que debe abarcar los más diversos campos de la propia
práctica.